Una semana después, los tres regresaron a España y
decidieron celebrar el fin del asesino en serio de Europa. Cuando estaban solos,
Fermín le dijo a Rebeca que no le importaba el trabajo que tenía que sólo
quería estar con ella. A punto de volver a besarse, Rebeca se echó para atrás
al recordar algo que le pasó. Fermín no entendía nada pero comenzaba a pensar
que Rebeca en realidad no quería estar con él. Al día siguiente, Rebeca fue al
cementerio para ver la tumba de su marido, muerto en un tiroteo años atrás. En
ese momento, Saúl recibió una llamada de teléfono.
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